Autores: Irayma Cazull Imbert, Aida Rodríguez Cabrera, Giselda
Sanabria Ramos y Raul Heredia
Definición del problema:
En el mundo de hoy las enfermedades emergentes y reemergentes
alcanzan gran magnitud, no obstante, en los países desarrollados y en aquellos
donde se ha alcanzado un alto nivel en el sistema de atención de salud, entre
los que se incluye Cuba, se aprecia la existencia de una transición
epidemiológica. En estos países la principal causa de muerte no está dada por
las enfermedades infectocontagiosas, sino por las enfermedades no
transmisibles, ejemplos de ello son
las enfermedades cardiovasculares, que constituyen la primera causa de muerte
para todos los grupos de edades en muchos países del mundo y los traumatismos
que se relacionan con la mayor cantidad de pérdidas de vidas para el adulto
joven.
En
Estados Unidos el trauma produce una mortalidad anual estimada en 140 000
personas, en gran parte menores de 45 años, otros 70 millones de personas
sufren heridas y lesiones no fatales y 340 000 quedan incapacitados de por
vida, a un costo anual de 200 millones de dólares. En Argentina provoca mayor impacto en
la salud de la comunidad que el SIDA, el cáncer de mama y la meningitis. Aun
cuando las enfermedades cardiovasculares y el cáncer se curen definitivamente,
las muertes por causas traumáticas seguirán incrementándose por estar ligadas,
muchas de ellas, al avance tecnológico.
En
Cuba, los accidentes se
encuentran entre las cinco primeras causas de muerte desde 0 hasta 64 años.
Particularmente en niños mayores de un año de edad y en los adolescentes,
constituye el principal motivo de fallecimiento. Se estima que por cada muerte
por accidente del tránsito hay entre 10 y 15 heridos graves y de 30 a 40
heridos leves.
Durante
los últimos años, muchos países del mundo han sufrido considerables pérdidas de
vidas debido a los efectos de las inundaciones, erupciones volcánicas,
terremotos, huracanes, accidentes en plantas petroquímicas, gasoductos, y
guerras, entre otras.
El
aumento de la expectativa de vida de la población implica una mayor incidencia
de enfermedades no transmisibles propias de la vejez, y con ello aumenta la
necesidad de que la población esté debidamente adiestrada para enfrentar
situaciones de emergencia hasta tanto se disponga de ayuda profesional.
La
disminución de la mortalidad por complicaciones agudas de las enfermedades no
transmisibles constituye un reto para cualquier sistema de salud. Lo alcanzado
hasta ahora, con la creación de las unidades de cuidados intensivos, el
desarrollo de la industria farmacéutica, la introducción de nuevas tecnologías
para el diagnóstico y el tratamiento del paciente gravemente enfermo, ha
logrado reducir el índice de mortalidad hospitalaria. No obstante, en los
últimos años, apenas ha influido en la mortalidad global, por cuanto no ha sido
posible alcanzar aún la disminución de la mortalidad prehospitalaria.
El
50 % de las muertes por infarto agudo del miocardio ocurre en el domicilio o en
la vía pública, o sea, antes de acceder a un centro asistencial. La tasa de sobrevida de estas personas
asistidas en el medio extrahospitalario sigue siendo baja -inferior al 20 %- y
sólo un pequeño porcentaje logra recuperarse sin secuelas y reincorporarse
plenamente a la sociedad. El 60 % de las muertes por trauma ocurre en la etapa
prehospitalaria. Por este motivo, la American Heart Association considera que
“la comunidad es la primera unidad coronaria”. Para los autores es, además, la
primera unidad de cuidados intensivos para las personas que sufren otras
emergencias.
Las
razones citadas denotan la importancia y la necesidad de un primer eslabón que
actúe en el momento comprendido entre la ocurrencia del hecho y la asistencia
inicial del sistema de emergencias, momento en el que es vital la capacitación
y el entrenamiento en primeros auxilios de la población.
La
interrelación eficaz de los testigos adiestrados (personas educadas y
entrenadas en los objetivos y métodos de la atención prehospitalaria) y los
servicios especializados, es vital para el tratamiento definitivo y exitoso de
los pacientes. Es frecuente que por deficiencias en esta relación no se logre
la activación inmediata del sistema de emergencia, el aporte de datos útiles
para el diagnóstico de lesiones ocultas, la obtención de información
relacionada con la cinemática del trauma, entre otros aspectos indispensables
para la atención médica.
Existen
situaciones en que la actuación correcta e inmediata de testigos es
imprescindible para salvar una vida, por ello, las acciones de primeros
auxilios deben ser acometidas de inmediato e in situ, hasta que pueda acudir el
personal de rescate especializado.
La educación para la salud, como herramienta básica de la
promoción de salud , y en particular la enseñanza de los primeros auxilios,
debe tener lugar desde la niñez. La posibilidad de enseñar reanimación
cardiopulmonar al público fue demostrada por Safar yLaerdal en
1958 y por Lind y Elam en 1961, posteriormente en los
años 1966 y 1973 también fue señalada por Winchell y Berbelike respectivamente, quienes
coinciden en que personas no profesionales son capaces de llevar a cabo
respiración boca a boca y otras técnicas que permitien mantener con vida a la
víctima hasta que llegara al lugar de los hechos el apoyo especializado.10 De
igual forma, concuerdan en que estos procederes pueden enseñarse con eficacia a
escolares de 10 a 11 años de edad con un riesgo casi nulo para su salud al
tiempo que demuestran su potencial salvador.10
La
importancia de comenzar desde edades tempranas parte del criterio de que el
niño desde la enseñanza primaria puede adquirir los conocimientos y habilidades
psicomotoras que le permitan, con reentrenamientos programados, desarrollar y
conservar la habilidad de realización de los procederes que son vitales para su
educación integral y que contribuye a la formación de valores, sentimientos,
actitudes y conductas propias de la escuela y la sociedad cubana actual.16
La
niñez es un período muy importante para fijar conocimientos y conductas que
pueden adquirir un profundo sentido emocional sólo en esta etapa. De no ser
configuradas en estos momentos, resultan mucho más difíciles de formar en otras
etapas donde las necesidades del sujeto están orientadas a otras esferas más
complejas de la vida, y resulta menos favorecida la estimulación de su
sensibilidad en la dirección señalada.
En la actualidad, los docentes desconocen los aspectos elementales
de los primeros auxilios, lo cual les imposibilita no sólo ayudar a alguien que
lo necesite, sino también ofrecer adecuadamente estos contenidos a los alumnos,
a pesar de mostrar, al igual que los escolares, interés para adquirir este
conocimiento, a partir del reconocimiento de la necesidad e importancia del
dominio de estas técnicas.
Como
se puede apreciar, a la capacitación del mayor porcentaje de la población en
primeros auxilios se le atribuye gran importancia y se considera que su
integración en el proceso educativo desde la niñez, es una vía que puede
constituir una solución factible de llevarse a cabo. En Cuba no se aprovechan
suficientemente las posibilidades que brinda el sistema educacional y de salud
del país, lo que trae consigo que se carezca de alternativas estructuradas que
contribuyan a la adquisición de los conocimientos y habilidades necesarios en
la Educación Primaria y Secundaria Básica, a pesar de ser esta una vía para la
promoción y educación para la salud.
La propuesta de introducir la enseñanza de los primeros auxilios a
los escolares en cuarto grado está en correspondencia con muchas de las
necesidades del niño a esa edad.21 El estudio constituye su actividad
fundamental, por lo que lo afrontan como algo serio y socialmente importante.
Otra razón está en la alta significación de la organización de pioneros para
los alumnos, lo que manifiestan al experimentar orgullo y aceptación de las
nuevas tareas que la colectividad exige y orienta, cuestión que desarrolla su
responsabilidad social, a lo que se añade la importancia cardinal del maestro22 en su educación, ya que constituye el
“arbitro moral para todo y para todos”.
Por ello, este trabajo se ha propuesto dar respuesta al siguiente
problema, ¿Cómo contribuir a perfeccionar la preparación en materia de primeros
auxilios de los escolares de la Educación Básica?
La
idea que se defiende es que un programa diseñado sobre la base de la situación
social de desarrollo y de la concepción didáctica para la enseñanza de los
primeros auxilios a escolares de cuarto a noveno grados, e insertado en el
proceso pedagógico, mediante las actividades pioneriles y las clases,
posibilitará que los alumnos se apropien de conocimientos, habilidades, valores
y conductas responsables en relación con los primeros auxilios desde edades
tempranas de la vida. EL programa que se propone constituye una respuesta a la
necesidad de mejorar la calidad de los servicios en el ámbito prehospitalario y
de disminuir las tasas de morbilidad y mortalidad por accidentes y enfermedades
crónicas, y así contribuir, a largo plazo, a la disminución de los costos por
hospitalización, tratamiento, rehabilitación, subsidios, y años de vida
perdidos. Al mismo tiempo, contribuye a preparar a los escolares para la vida y
a la elevación de la cultura general integral de la población.
La
investigación transita por dos momentos: el primero de carácter descriptivo,
dedicado a la identificación de necesidades de aprendizaje sobre primeros
auxilios en escolares y docentes y otra experimental donde se exponen las
experiencias con la introducción del programa propuesto.
Metodología:
En
las diferentes etapas del proceso de investigación se emplearon los métodos y
técnicas que se relacionan a continuación:
Identificación de necesidades de
aprendizaje
- Análisis
documental, entrevistas, encuestas, criterios de expertos y análisis
descriptivos.
Estructuración del programa
- Análisis
documental, modelación y enfoques sistémico.
Validación del programa
- Triangulación
de métodos, criterios de expertos, preexperimento y criterio de usuario.
Se
aplicó además el análisis descriptivo e inferencial.
En
esta investigación se tuvieron en cuenta los aspectos éticos relacionados con
las investigaciones biomédicas24 y pedagógicas,25 tales
como la autorización por el consejo científico y el comité de ética médica de
la facultad de Ciencias Médicas, de la Dirección Municipal y Provincial de
Educación de Guantánamo, además del consentimiento informado de maestros, padres
o tutores de los escolares para participar en el estudio.
Población:
22 921 escolares de cuarto a noveno grados del municipio de Guantánamo, así
como sus 1 201 maestros primarios y 1 805 profesores de Secundaria Básica.
Muestra:
mediante un muestreo estratificado bietápico se escogieron 2 292 alumnos (274
de cuarto grado, 411 de quinto, 407 de sexto, 435 de séptimo, 385 de octavo y
380 de noveno grado) y 300 docentes de ambos niveles de educación.
Resultados:
La
identificación de las necesidades de aprendizaje, como paso previo a la
estructuración del programa para la enseñanza de los primeros auxilios a
escolares de cuarto a noveno grados.
Se
realizó la revisión bibliográfica y documental de diferentes propuestas
metodológicas disponibles26-29 y se constató que, en general,
todas coinciden en el punto de la indagación cognitiva que permite hacer
evidentes las brechas, en el dominio de algún tema en cuestión, entre la
realidad y el futuro deseable, que indica la presencia de discrepancias que
generan una necesidad y hacen necesario el establecimiento de objetivos
educativos y la búsqueda de alternativas de solución, lo que, al decir de David
Leiva, se denomina “dónde debiéramos estar” y “dónde estamos”.
Una de las técnicas
utilizada para la identificación de necesidades de aprendizaje fue la
entrevista, aplicada con el objetivo de obtener criterios acerca de la
necesidad y pertinencia del aprendizaje de los primeros auxilios en los niños y
adolescentes, el papel de la escuela, de la organización de pioneros, de la
Cruz Roja, de los centros de promoción y educación para la salud, del SIUM para
introducir estos contenidos en estas edades, la disponibilidad de un material
bibliográfico asequible, así como propuestas de formas para insertar estos
temas.
Se realizó un estudio
transversal descriptivo en centros educacionales del municipio de Guantánamo
durante el curso escolar 1999-2000. Se utilizó un diseño muestral bietápico
estratificado que usó como criterio de estratificación en los alumnos cada
grado escolar (cuarto a noveno grados) y en los docentes el nivel de Educación
(Primaria y Secundaria Básica). En la primera etapa se realizó una selección al
azar de diez escuelas de cada nivel de educación. En la segunda, a partir de
las escuelas seleccionadas y de manera proporcionada, se seleccionó una muestra
equivalente al 10 % de la población de cada estrato de alumnos y docentes,
mediante un muestreo aleatorio simple.
Para
valorar la consistencia de los resultados generados por distintos métodos de
recolección, analizados desde diferentes puntos de vista, se decidió hacer la
validación mediante la triangulación metodológica36 con el uso
del criterio de expertos Delphi, el experimento pedagógico y el criterio de
usuarios.
El
método Delphi se empleó para la validación de los fundamentos y la calidad del
programa propuesto, para lo cual se seleccionaron 26 expertos del sector de la
salud de seis provincias del país, capaces de ofrecer valoraciones conclusivas
y recomendaciones en relación con la necesidad de la enseñanza de los primeros
auxilios a la población y las posibilidades de disminuir con esto la morbilidad
y mortalidad por enfermedades no transmisibles, la conveniencia de comenzar
esta enseñanza desde edades tempranas, así como el papel de la escuela como la
vía idónea para desarrollarla.
Para
la experimentación se escogieron de manera intencional dos escuelas, “Fabio
Rosell del Río” del nivel primario y del nivel secundario, la “Regino Eladio
Boti Barreiro”, ambas del municipio de Guantánamo, de ellas un grupo de clase
de cuarto, sexto y noveno grados con 31, 35 y 46 alumnos respectivamente, y 16
docentes incluidos el responsable de salud escolar y el guía base de cada
centro educacional. Los alumnos, padres y docentes seleccionados ofrecieron su
consentimiento para participar en el experimento.
Se
seleccionaron los grados cuarto, sexto y noveno para las mediciones, pues se
consideró que eran representantes del inicio (cuarto) y el final de la etapa
escogida para la formación en primeros auxilios de los escolares (noveno). El
sexto grado se tomó como nivel intermedio del período y a la vez como indicador
del nivel de salida logrado en la educación primaria.
Para
la realización del experimento pedagógico se cumplieron 4 etapas, las cuales se
citan a continuación:
Etapa
I: evaluación inicial de los conocimientos sobre primeros auxilios de docentes
y alumnos (prueba de entrada).
En
calidad de prueba de entrada, tanto a docentes como a alumnos se les aplicó un cuestionario
con diez preguntas, relacionadas con los aspectos a tratar en el programa
propuesto. A cada pregunta se le otorgó un máximo de diez puntos. La
calificación final se obtuvo por la suma de las notas obtenidas en cada una de
las preguntas.
Etapa
II: valoración del comportamiento de los resultados de la superación a docentes
(prueba de salida).
A
los docentes se les impartió un curso de posgrado de 80 h, en el cual se
abordaron los aspectos recogidos en el programa adjunto. Se les hizo entrega,
en soporte electrónico e impreso, del Manual de Primeros Auxilios, del Programa
y del Cuaderno de ejercicios y se debatieron en las actividades, según
correspondieran, los cuentos y las propuestas del libro “Juega, colorea y
aprende”. Se desarrolló, además, un taller sobre la aplicación de las técnicas
de aprendizaje al contenido de primeros auxilios en las asignaturas del grado.
Al
finalizar la superación de los docentes, se procedió a evaluarlos sobre los
distintos procederes mediante un examen teórico-práctico.
La
validez de los resultados de la prueba de salida aplicada a los docentes fue
valorada por dos vías:
- Se
realizó una comparación estadística de los resultados logrados antes de la
implementación del programa, con los obtenidos después de haberlo
impartido, para lo cual se aplicó la prueba t–Student para grupos
relacionados, previa comprobación de la normalidad en la distribución de
los datos mediante la prueba de Kolmogórov-Smírnov.
- Los
resultados de la prueba de salida se contrastaron contra un valor fijo,
para ello se utilizó también la dócima
t-student para una sola muestra. La calificación final obtenida se
consideró válida si su valor era igual o mayor a 80 puntos y la media de
cada pregunta se comparó con el valor de 8 puntos, puntuaciones que se
correspondieron con la mediana de las notas de aprobado en la Educación
Básica.
Se
escogió la t-Student por tratarse de una variable métrica que se distribuye
normalmente y por la factibilidad de aplicación de esta prueba a muestras de
cualquier tamaño, ya sean independientes o relacionadas.
Etapa
III: evaluación de la factibilidad de que los docentes impartan los temas de
primeros auxilios (evaluación de las clases).
Una
vez logrado el nivel de preparación previa de los docentes para impartir los temas
concernientes de los primeros auxilios a los alumnos, se procedió a evaluar la
calidad de las clases que impartían.
La
observación realizada fue no participante y estructurada, basada en la
guía de observación y en la que fueron utilizadas diferentes dimensiones. Cada
dimensión fue evaluada en Bien, Regular y Mal. Las categorías de la variable se
establecieron bajo los siguientes principios: Bien (B): cualquier combinación
donde la B sea mayoritaria, pero que no tenga ninguna M; Mal (M): cualquier combinación
donde la M sea mayoritaria, también se incluye la combinación de tres R con dos
M; Regular (R): el resto de las combinaciones.
Etapa
IV: evaluación del aprendizaje sobre primeros auxilios en los alumnos (prueba
de salida).
Se
realizó un examen teórico-práctico a los alumnos sobre los contenidos de
primeros auxilios, en el que se utilizó para su calificación la misma
metodología que se aplicó para los docentes, ya explicada con anterioridad.
Diseño del programa para la enseñanza de los primeros auxilios
a escolares de cuarto a noveno grados
La
clasificación de mortalidad prehospitalaria por trauma según criterio de
evitabilidad, que se propuso, fue aprobada por el consenso de los expertos. Su
aplicación en la provincia de Guantánamo en una década34 permitió determinar, entre otros
aspectos, que las causas de muerte que con mayor frecuencia pueden ser evitadas
por testigos adiestrados son el tórax batiente, la lesión de vasos de los
miembros inferiores y superiores y el neumotórax abierto y que las causas de
muerte que predominantemente pueden ser evitadas por personal del SIUM son la
contusión cerebral severa, el hemoneumotórax y la hemorragia subaracnoidea
grado III-IV de la escala de Hunt.
Esta
investigación contribuyó no sólo a confirmar la necesidad del fortalecimiento
de la interrelación entre el testigo adiestrado y el sistema de emergencias
médicas con el propósito de disminuir la mortalidad por trauma en la etapa
prehospitalaria, sino también, a partir de sus resultados se obtuvieron temas
que deben incluirse en el sistema de conocimientos del programa de primeros
auxilios, por constituir causas de muertes en las que la actuación del
socorrista puede evitar que la defunción ocurra.
Los
resultados de las entrevistas a docentes, directivos de educación, funcionarios
del SIUM, promoción y educación para la salud, Cruz Roja Cubana y Organización
de Pioneros “José Martí”, mostraron la unanimidad de criterios al considerar
necesario y posible que los alumnos conozcan qué hacer en situaciones de emergencia,
partiendo del criterio de que la vía idónea para ello es la escuela. Existió
acuerdo al plantear la inexistencia de documentación actualizada al alcance de
los docentes y los escolares en esta temática, así como la repercusión social y
económica que trae aparejado la capacitación masiva de los trabajadores de
educación y de los alumnos de ambos niveles de educación.
En
el estudio realizado en centros educacionales de la provincia de Guantánamo, se
encontró que la totalidad de los escolares desea tener conocimientos de
socorrismo para aplicarlos en caso de emergencia. Al evaluar el grado de
conocimiento de los escolares de cuarto grado, en todas las situaciones
planteadas, predominaron los que consideraban que no sabían qué conducta
asumir. Igual comportamiento ocurrió en quinto grado, aunque mejoró el
porcentaje de las respuestas catalogadas como regular en relación con el
control del sangramiento (23,5 %), mordeduras (18,4 %) y picadas (15,8 %), lo
que se atribuyó a la influencia de la organización de pioneros que aborda estos
temas.
En
sexto grado, excepto en la conducta para controlar la hemorragia (42,8 %), la
mayoría ignoraba qué hacer ante las situaciones de emergencia planteadas.
Ninguna de las respuestas de los alumnos que consideraron tener conocimiento
sobre las condiciones planteadas, fue evaluada de Bien.
Es
llamativo que sólo el 0,7; 1,2 y 2,5 % de los escolares de sexto grado pudo
responder algún elemento considerado como aceptado sobre el manejo del trauma
de columna vertebral, la reanimación cardiopulmonar y las prioridades de
atención y traslado que permitió incluirlo dentro de la categoría Regular. El
resto de la muestra (99,3; 98,8, 97,5 %, respectivamente) no tenía
conocimientos mínimos en relación con estas emergencias.
Los
resultados en séptimo grado, reafirmaron que existe un gran desconocimiento en
relación con los primeros auxilios. “Se mantiene el control de la hemorragia”
como la única situación en la que no predominó los que desconocían qué hacer.
No existieron diferencias respecto al octavo grado, tanto en la autovaloración
del desconocimiento para actuar ante las situaciones planteadas, como en cuanto
a los resultados obtenidos en las preguntas de prioridades de atención y
traslado (1,6 %) y trauma raquimedular (1,6 %).
Situación
similar se encontró al evaluar el grado de conocimiento sobre el tema en
cuestión en los alumnos de noveno grado, aunque los resultados cuantitativos
fueron ligeramente mayores. En dos de las situaciones planteadas existieron
alumnos con respuestas catalogadas de Bien, 2(0,5 %) en lo relacionado con
reanimación cardiopulmonar y 5 (1,3 %) en el traslado de pacientes con trauma
en la columna vertebral lo cual se debió a que pertenecían a círculos de
interés afines.
Los
escolares de todos los grados desconocían cómo realizar la evaluación inicial
del lesionado y qué conducta asumir ante un paciente en shock o una persona
inconsciente.
Al
evaluar el grado de conocimiento de los docentes, excepto en la conducta a
seguir ante el sangramiento (20 %), las prioridades de atención y traslado
(47,5 %) y el desmayo (46,2 %), la mayoría de los encuestados reconocieron no
tener conocimientos sobre los aspectos que se les interrogaron. No obstante, es
importante señalar que entre los que consideraban tener conocimientos sobre el
tema en cuestión predominaron las respuestas evaluadas de Regular y Mal.
Con
este nivel de conocimiento de los docentes no puede la escuela transmir los
elementos de primeros auxilios necesarios y suficientes para que los alumnos
actúen en caso de emergencia. Se hace necesaria su superación, valorando
además, que el 100 % de ellos considera necesario que los alumnos aprendan qué
hacer para auxiliar a una persona que tiene en peligro su vida.
El
programa se estructuró de modo que al concluir la Educación Primaria, los
alumnos han recibido los temas necesarios para asumir conductas adecuadas ante
las principales causas de mortalidad extrahospitalaria, aspectos que serán
sistematizados, profundizados e integrados en la Secundaria.