jueves, 13 de octubre de 2016

MÓDULO EDUCATIVO SOBRE EMERGENCIAS ESCOLARES

Ana María Fajardo-Maldonado
Iván Mauricio Gómez-González
Diego Alexis Corredor-Peñaranda
Gina Milena Mondragón-Romero
Jennifer Paola Ortegón-Rodríguez
David Leonardo Tovar-Cortés


DEFINICIÓN DEL PROBLEMA
La inversión en educación en salud sobre emergencias escolares (11), para este efecto, es importante, ya que al presentarse un accidente en el ambiente escolar, la atención que se brinde donde ocurre el accidente en los primeros minutos del incidente es esencial para la supervivencia y recuperación satisfactoria y su calidad de vida. Por ejemplo, en México los accidentes constituyen un problema de salud pública, ya que han ocupado los primeros lugares como causa de muerte desde la década del ochenta. En 1998, estos continuaron como primera causa de mortalidad en el grupo de preescolares y escolares, con una tasa de 9,7 y 9,3 por 100.000 habitantes, respectivamente. En el estado de Jalisco, en el año 2000, este problema ocupó el primer lugar como causa de muerte en los escolares, con 174 defunciones, lo que representó una tasa de 11,8 por 100.000 habitantes (12). Esto justifica que la educación escolar deba contribuir en la formación integral de la niñez y la juventud teniendo como bases fundamentales la solidaridad y el respeto por la vida, y también permitiendo la libertad de expresión de conocimientos, para cambiar o mejorar comportamientos que lesionen la salud personal, familiar, comunitaria y ambiental, y, de alguna manera, valida la pedagogía a través de la lúdica (13).
Estos cambios se pueden lograr aprovechando las cualidades de esta población, ya que todo lo que pasa a su alrededor, comportamientos, situaciones, expresiones artísticas, culturales, musicales, deportivas, etc., es asimilado y expresado en el medio en el cual ella se desenvuelve (14). Por esta razón, se pretende crear una conciencia de autoprotección, aprendizaje, prevención y fomento para evitar situaciones negativas en caso de emergencias (15). Encontrar esos líderes que en un futuro no muy lejano sean capaces de crear estrategias de salud desde la prevención y promoción en lo cotidiano, no solo para un pequeño grupo poblacional, sino también a nivel nacional e internacional, en un proceso continuo que debe cimentarse desde los primeros años de vida y moldearse en la infancia y adolescencia (16).



METODOLOGÍA
La implementación del módulo educativo para la enseñanza de buenas prácticas en el tema de emergencias escolares se desarrolló con un grupo de niñas y adolescentes de 6 a 18 años, por medio de sesiones educativas con metodología lúdica, dentro del Programa de Salud Escolar de una fundación para la protección de niñas de estratos cero, 1 y 2, de la localidad de Suba de Bogotá, para desarrollar hábitos protectores en el ambiente escolar extensivos a sus familias. El grupo de 120 niñas se distribuyó por grupos de edad (Tabla 1). Se realizó una primera aproximación con juegos y dinámicas para conocer el pensamiento de las niñas acerca de su autocuidado, y saber de los accidentes, riesgos escolares, expectativas e inquietudes sobre conocimientos en primeros auxilios (17). Posteriormente se aplicó un cuestionario de preguntas abiertas y cerradas referentes al tema de emergencias escolares, para establecer su nivel de entrada previo y elaborar los contenidos a partir de los cuales construir los talleres y sesiones educativas. La indagación inicial permitió ponderar las necesidades cognitivas por grupo de edad, escoger la actividad lúdica a través de teatro, dramatizados, juego de roles, música, danza, pintura, por edad y grado de escolaridad (18). Con las actividades anteriores se construyeron materiales y experiencias alrededor de la temática de emergencias escolares, lo que permitió generar escenarios para la expresión de emociones con mayor aprendizaje, percibido por ellas al “aprender jugando” (19). Al realizar el taller se aplicaba un cuestionario previo al test, con el fin de valorar el conocimiento inicial en el tema de emergencias. Luego de valorar estos conocimientos, se realizaron talleres experienciales simulando situaciones de emergencia, tales como incendios, terremotos, inundaciones, accidentes; y crearon eventos de salud secundarios con temas como quemaduras, fracturas, paros cardiorrespiratorios, accidentes de tránsito, traumatismos en diferentes grados de complejidad, apoyados en el manual de primeros auxilios y autocuidado de la Cruz Roja Colombiana (20). Una vez vivenciado el taller, se aplicaba el cuestionario pos-test, el cual nos permitió valorar el grado de aprendizaje, recordación y satisfacción y así estimar en las niñas la efectividad de la metodología lúdica empleada en el módulo. La metodología que seguimos para desarrollar el módulo educativo en emergencias escolares con pedagogía lúdica experiencial se puede sintetizar en el siguiente mapa:

Para la construcción del módulo, nos apoyamos en temas específicos de emergencias a partir de la exploración inicial realizada con las niñas, los profesores (pedagogos, trabajadora social, psicóloga, músico) y administrativos (religiosas), y también organizamos la información según la ponderación y mayor frecuencia establecida, elaboramos un objetivo para cada taller, seleccionamos la lúdica según el subtema y el grupo de edad, trabajamos en zonas abiertas y zonas cerradas, evaluamos nivel de entrada y salida, con cuestionarios referentes al área cognitiva. Para el área emocional, observamos las actitudes y comportamientos, valorados directamente, con filmaciones, fotografías y grado de satisfacción manifestado por cada una de las escolares, profesores y administrativos. Parte del desarrollo de este módulo de emergencias escolares lo constituyó el reconocimiento de las zonas de riesgo de las estructuras físicas que conforman la Fundación, como instalaciones eléctricas y de gas, tuberías de agua, sitios de almacenaje de residuos y objetos potencialmente peligrosos, bodegas, sótanos, basureros, oficinas, comedor, dormitorios, baños, cocina, vestidores, zona de lavaderos, enfermería, ventanas, puertas de salida, escaleras, zonas verdes, explanadas, empedrado, entre otros, para luego proceder a construir conjuntamente el plan de emergencias escolares, demarcar con letreros fluorescentes en la oscuridad las rutas de evacuación y realizar recorridos dinámicos lúdicos con las niñas. En estas actividades se fomentó la formación de líderes para coordinar y manejar a las niñas más pequeñas. Este escenario fue uno de los más propicios para “aprender jugando”, pues se experimentaban muchas emociones, como miedo, temor, alegría, satisfacción, y se despertaba la competencia sana, la colaboración, la solidaridad, el trabajo en equipo, la disciplina, la escucha, el respeto y la protección de la vida, el ambiente y el entorno. La participación de docentes y administrativos de la institución fue un factor importante para facilitar la implementación del Plan Escolar de Emergencias de la Fundación, de lo que se obtuvo un documento final que recoge la normatividad, el panorama de riesgos, los comités, las funciones, los roles, las rutas y mapas de evacuación, el cronograma de simulaciones por año y las cartillas educativas, entre otros aspectos (22).



RESULTADOS
La distribución de las 120 niñas por edad se puede observar en la Tabla 1. La mayor representación estuvo dada por niñas de 9 a 11 años.


La Tabla 2 presenta la distribución de las 120 niñas en cinco (5) grupos de edad y los hallazgos más significativos, para realizar los talleres lúdicos experienciales como parte del aseguramiento de nuestra metodología de aprendizaje, pues encontramos que es mayor, más rápido y efectivo el trabajo con grupos pequeños de máximo 20 personas. En la etapa de indagación, encontramos muchas inquietudes, relacionadas con el qué, el cómo, el para qué, y hallamos el o las responsables de determinados comportamientos.

En el tema de emergencias escolares, se encontró relación con accidentes, caídas, fracturas, golpes, intoxicaciones, dificultades respiratorias, agresiones físicas y verbales. Fue interesante descubrir expresiones de las niñas, como “ella usa la falda muy corta y los niños la miran”, “me di puños con mi amiga porque es una mostrona”, detrás de varias expresiones encontramos disparadores de agresividad que terminaban en agresiones físicas y psicológicas y en varios casos se acompañaban de incidentes y accidentes en el ámbito escolar. También encontramos conocimientos básicos de primeros auxilios, temores, creencias, mitos y leyendas. En este sentido, aparecieron otros elementos relacionados con la convivencia familiar y social, donde estos actores influyen en las actitudes y comportamientos de las niñas en su forma de sentir, pensar y reaccionar ante una situación determinada. Se aplicaron 120 test previos que fueron contestados por las escolares. Además de corroborar nuestros hallazgos iniciales, estos indicaron que los conocimientos sobre emergencias los han adquirido de forma empírica, en el núcleo familiar, social y educativo del que hacen parte en su ámbito de educación formal de centros educativos públicos. En los 120 pos-test analizados se obtuvieron resultados referentes a la adhesión y prácticas de los conocimientos sobre emergencias escolares después de las actividades educativas con metodología lúdica. A lo largo de los primeros talleres se evidenció la dificultad del grupo para organizarse, especialmente en las niñas de 6 a 12 años, lo cual se tuvo en cuenta como uno de los componentes esenciales a la hora de afrontar una emergencia. De esta circunstancia surgieron comportamientos espontáneos en las niñas mayores, quienes fueron demostrando sus aptitudes de liderazgo y en quienes nos apoyamos para formar las líderes de las brigadas grupales. Del grupo de 15 a 18 años salieron tres líderes claramente aceptadas por las niñas de los otros grupos, que de alguna manera organizaron cada grupo y permitieron ir construyendo los roles dentro del plan de emergencias escolares. Otros hallazgos significativos referentes a los subtemas manejados en los talleres, según los objetivos establecidos, fueron: el 90% de las escolares manifestaron desconocer cómo responder en caso de presentarse una hemorragia y cómo reconocer el tipo y grado de gravedad; el 88% desconoce cómo se puede reconocer una fractura y cómo responder en caso de presentarse; el 96% no sabe cómo reconocer una intoxicación ni qué hacer en estos casos; y el 98% desconoce qué hacer en caso de presentarse algún tipo de dificultad respiratoria y cómo saber si proviene de una obstrucción. Durante las sesiones educativas se abordaron estos temas, además de otro sugerido por las escolares y el personal docente y administrativo de la institución referente a la elaboración de un plan de evacuación en emergencias, en caso de catástrofes naturales, como terremotos, inundaciones, deslizamientos de tierra e incendios de combustibles. Se pudo establecer que estas inquietudes estaban directamente relacionadas con eventos climáticos y sociales que les ocurrían en sus ámbitos de crecimiento y desarrollo: el colegio, la casa, la Fundación, el barrio, la vereda y en general en la ciudad y el país. Para el tiempo en que se llevaba a cabo el módulo educativo sobre emergencias escolares, las noticias de incendios, deslizamientos de tierra, inundaciones, escolares heridos dentro y fuera del colegio, agresiones por profesores a sus estudiantes, situaciones violentas entre los escolares en los colegios públicos, ocupaban los primeros puestos en información noticiosa. Durante la realización de los talleres se destacó el interés por parte de las niñas y el personal docente en la metodología implementada: lúdica experiencial. Los profesores manifestaron la importancia del modelo constructivista como fundamento para impartir conocimiento a este tipo de población y lograr más y mayor satisfacción en el aprendizaje. Los resultados de los test aplicados después de la finalización de los talleres (que se llevaron a cabo los días lunes, durante el año 2007) evidenciaron aumento de los conocimientos en emergencias, impartidos por el personal de enfermería a la población escolar, ya que en el tema de hemorragias, el 75% demostró conocimientos en cuanto a su gravedad y lo que se debe hacer para detenerlas; en el tema de fracturas, el 90% de la población identificó qué son, cómo se reconocen y qué se debe hacer en caso de presentarse una; y el 85% de la población escolar supo lo que se debe hacer en caso de presentarse personas con algún tipo de dificultad respiratoria; además, se capacitó a la población en temas de atención y prevención de emergencias, activación de sistemas de emergencias y publicación de números de emergencias, según las disposiciones y redes locales de Bogotá, información fácilmente recordada por las niñas después de varios meses de haber transcurrido las actividades. Como producto final del desarrollo del módulo educativo en emergencias escolares se elaboró el Plan Escolar de Emergencias, se estableció el comité de emergencias con sus respectivas funciones, se dio a conocer la importancia de designar la brigada de emergencias para las internas, con sus respectivas funciones y se generó la formación de líderes tutoras: las de 15 a 18 años trabajaron en el liderazgo de procesos de atención y evacuación de las menores de 6 a 14 años, para internas y semi internas. Destacamos como principal logro el que la totalidad de la población de la Fundación (142 personas entre niñas, adolescentes, profesores y personal administrativo) hubiera participado en el módulo en emergencias escolares. Fue tan importante la metodología lúdica experiencial desarrollada, que se logró identificar reacciones y emociones clave al momento de afrontar una emergencia y evacuación escolar; por ejemplo, una de las profesoras manifestó abiertamente que se “paralizaba” en estas situaciones, por lo que los participantes del módulo fueron aclarando quiénes podrían ser los líderes más eficaces, las personas que despertaban tranquilidad, y quiénes eran más hábiles para actuar bajo presión y en presencia de miedo y temor, en forma favorable para cuidar y proteger la vida de los demás. Teniendo en cuenta que en la modalidad de internado los profesores no estaban presentes durante la noche, se fortaleció el liderazgo de las mayores en la figura de tutoras, para apoyar y constituir los comités internos y asegurar el correcto proceder, en caso de tener que evacuar las instalaciones. Así mismo, se reforzaron actitudes en las niñas de 6 a 14 años, de modo que en la activación de una evacuación supieran que había una responsable de las niñas de un dormitorio, lo cual se logró al solicitarles que se calzaran y se tomaran de la mano en cadena para seguir la voz de la tutora, quien, además de asegurarse de que no faltara nadie, daba las instrucciones para movilizarse y llegar al punto de encuentro, establecido en la cancha de baloncesto. Se percibieron comportamientos seguros y comportamientos evasivos, miedos, temores y capacidad de autocontrol ante la presencia de una figura guía mayor, fuerte y enérgica. En el caso de las niñas y adolescentes semi internas, el impacto del módulo surgió efecto en ellas, dado que se recibió retroalimentación positiva por parte de los padres y acudientes en las reuniones dominicales, en donde expresaron lo que las niñas aprendieron y cómo habían llegado a sus casas a revisar las instalaciones y a comentar prácticas de seguridad para evitar accidentes en el hogar, en cosas sencillas como no prender velas, el manejo del cocinol, del gas, de detergentes, el almacenamiento de los alimentos, el manejo de sustancias como alcohol, creolina, insecticidas, venenos para ratas, pastillas, remedios caseros, y de la seguridad de ellas y de sus hermanos. Además, comentaban que habían aprendido de sus hijas muchas cosas sobre las emergencias escolares. Otra dificultad que se evidenció durante la realización de los talleres se dio con la disponibilidad de los bomberos de la localidad para desplazarse a las instalaciones de la Fundación a realizar los simulacros de incendio y manejo de extintores, con la inclusión de actores externos: padres y acudientes de las niñas; sin embargo, las autoridades de bomberos plantearon la posibilidad de que las niñas asistieran a la estación para realizar allí la simulación y capacitación en el manejo de extintores, dentro de la programación académica del siguiente año.

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